Al cierre del último taller, cuando nos reunimos en una sesión de evaluación con los líderes y organizadores de la Asociación para Personas con Discapacidad, se acordó que uno de los aspectos más valiosos de los talleres era que habíamos incluido a las personas con discapacidad y los miembros de la familia como socios y pares en el proceso de resolución de problemas. Se acordó que, en el futuro, las personas con discapacidad y los padres de niños con discapacidad deberían desempeñar un papel mucho más fuerte y central en la APD, no solo porque serían buenos consejeros y modelos a seguir, sino porque sus perspectivas y experiencia fueron un recurso incalculable para profesionales y personal no discapacitado.

“Necesitamos ser más inclusivos”, concluyó el director de la Asociación.

Todos también estuvieron de acuerdo en que el problema del apartheid socioeconómico en Sudáfrica —la enorme brecha entre ricos y pobres, poderosos y sin poder— subyace y agrava la incapacidad de la gran mayoría de las personas con discapacidad para satisfacer sus necesidades. Por esta razón, la lucha por los derechos y las oportunidades de las personas con discapacidad debe verse como parte de una lucha más amplia por los derechos y oportunidades de la mayoría maltratada, empobrecida y aún oprimida, en África y en todo el mundo.

Reflexiones Personales

Mi visita a Sudáfrica fue inspiradora y perturbadora. Fue inquietante ver la persistente brecha cruel entre ricos y pobres: profunda pobreza al lado de una enorme riqueza. Aunque el apartheid racial ha terminado oficialmente, un apartheid económico aún prevalece, y la esperanza de los oprimidos de una distribución más justa de recursos y oportunidades sigue siendo un sueño aún lejano.

Al mismo tiempo, hay muchas cosas inspiradoras en Sudáfrica. A pesar de las dificultades e injusticias que mucha gente sufre, encontré en la mayoría de las personas que traté una dignidad inquebrantable. El espíritu y la vitalidad de personas como Archie, y Ebrahim y Frances calientan mi corazón cuando pienso en ellos, y hacen que mis propias tribulaciones parezcan pequeñas. Hay tantas barreras y desafíos en sus vidas, y aun así sus ojos brillan, y siguen siendo atentos y amables.

Una de las impresiones más profundas que me causaron fue la de un hombre ciego y su familia, a quienes visitamos cerca de George. Vive en una pequeña cabaña con pocas comodidades. Y, sin embargo, hay algo real en él y en su esposa: un orgullo tranquilo y una resuelta independencia. Se ganan la vida comprando y vendiendo pollos.

Los hijos de la pareja estaban llenos de vida y energía. Fabricaron autos de juguete con viejas botellas de plástico y pedazos de alambre. ¿Qué les depara la vida?, quién sabe. Pero a pesar de todas las dificultades que enfrentan, encuentran alegría en lo que tienen y quiénes son.

Podrían enseñarnos mucho.

NOTA: Una versión más larga de este informe, con más juegos de roles y una tercera sección sobre evaluación está disponible en nuestro sitio web en: www.healthwrights.org/dwpapers.htm.

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