Por David Werner
Traducido por Juan Ignacio Gómez Iruretagoyena, revisado por y Adrián Martínez Lomovskoi

Introducción

En abril de 2014, a mí, David Werner, me pidieron visitar Chile y Argentina, los dos países que flanquean la imponente Cordillera de los Andes en el cono sur de Sudamérica. Los grupos correspondientes que me invitaron, de terapeutas ocupacionales y de médicos comunitarios, representan el brazo más involucrado en la búsqueda del cambio social en sus respectivas profesiones, de la misma forma en que la “Teología de la Liberación” es el brazo socialmente progresivo de la Iglesia Católica. En resumen, dentro de sus profesiones son los rebeldes que defienden los derechos de las personas marginadas.

En Chile, fui invitado por la Escuela de Terapia Ocupacional de la “Universidad Mayor” en la ciudad sureña de Temuco. El personal de la escuela cree que los terapeutas ocupacionales deberían funcionar como “agentes de cambio social”. Además de ayudar a las personas en situaciones de discapacidad a hacer frente a las realidades a veces brutales del orden social existente, con sus desigualdades y barreras para la inclusión, se esfuerzan para hacer que la sociedad sea más igualitaria, compasiva y acogedora con la diversidad. Este enfoque en los derechos humanos y la justicia social como el objetivo general de TO ha estado surgiendo y expandiéndose en todo el mundo, aunque en algunos países más que en otros.

En Sudáfrica, un enérgico TO llamado Frank Kronenberg, en 2001, editó un libro innovador titulado “Terapia ocupacional sin fronteras” (para el que escribí el prefacio). Me complació saber que la escuela de TO en la Universidad Mayor usa este libro, junto con mis manuales, “Niños discapacitados de la aldea” y “Nada sobre nosotros sin nosotros”, como textos básicos. ** El personal y los estudiantes de allí me recibieron como un viejo amigo y como un aliado en el esfuerzo por construir una sociedad más saludable e inclusiva.

Mi invitación a Temuco fue encabezada por Eduardo Herrera Osorio, codirector de la Escuela de Terapia Ocupacional de la ‘Universidad Mayor’. Aquí, en una de nuestras excursiones para visitar las actividades de rehabilitación basada en la comunidad entre los pueblos tribales mapuche, una cabaña de paja tradicional o ruca.

En Argentina, fui invitado al “3er Congreso de la Federación de Medicina General”, celebrado en la gran ciudad turística de Mar de Plata, a 400 km al sur de Buenos Aires. ** En Argentina, la medicina general es una especialidad que corresponde de alguna manera a la “práctica familiar” en los Estados Unidos. Sin embargo, los médicos generalistas de la Federación de Medicina General tienen un fuerte compromiso orientado a la acción con los derechos humanos y el desarrollo integral, con un enfoque en los determinantes sociales y ambientales subyacentes de la salud. Son firmes defensores de los cambios estructurales de largo alcance necesarios para construir una comunidad donde las personas vivan en armonía unas con otras y con la ecología natural. Aspiran a la Salud para Todos a través de la Atención Primaria de Salud integral, tal como se defiende en la Declaración de Alma Ata. Los médicos generalistas defienden el papel de primera línea de los promotores locales de salud (trabajadores comunitarios de salud), y con este fin hacen un buen uso de mis libros “Donde no hay doctor” y “Ayudando a los trabajadores de la salud a aprender”. En el Congreso, tanto los generalistas como los promotores me dieron la bienvenida como viejos amigos y camaradas en la lucha por un orden social más saludable y humano. Al igual que con los TO en Chile, me sentí muy a gusto.

En el 3er Congreso Provincial de Medicina General, los tres oradores invitados fueron David Werner (izquierda), Maria Zuniga (2da desde la izquierda) y Julio Monsalvo, quienes fueron homenajeados como pioneros en Atención Primaria de Salud, en México, América Central y Argentina, respectivamente. La moderadora de esta sesión final del Congreso fue Carmen Báez, una editora de salud internacional que conocí por primera vez en Mozambique hace 20 años.

Mar de Plata, donde se celebró el Congreso, una gran ciudad junto a la playa, con más de 800 hoteles, se dedica casi exclusivamente al turismo. ¡Gracias a Dios que estuvimos allí fuera de temporada!